Mis sentidos están en el ápice del abandono,
hoy me da igual si todo desfallece en mis manos
o si de ellas emergen brillantes fantasías.
Parece que unos cuantos ayeres son el verdugo
y la condena, constelaciones abrumadoras,
tan llenas de sedientas palabras
y un poco de mi estúpida resignación.
No creo en mi, ni en nadie.
Todo lo he suspendido en glacial atmósfera que late.
Ni siquiera tu olor y tu voz están conmigo,
ni siquiera sé si los extraño.
Mi estancia en esta casualidad
no podría terminar placentera
aunque un kirie me arrastraras a tus versos.
Estamos en oscilaciones paralelas
mojados con vientos grises
y muertos y oxidados deseos.
Un solaz té para no pensar
es lo que ahora necesito.
Tragar mis delirios
y vomitar mis frustraciones.
Sé que ignoras lo que digo
porque vives en tu aérea alegría,
donde el sol existe,
donde tu lápiz se desquita.
Es extraño e irrelevante este garabato
no estás conmigo
y creí que esto no era para ti,
más un necio déjà vu
sometió al recuerdo.
Está en el diván,
leyéndome al oído
y recordándome que a pesar de todo,
tu fantasmal existencia
está conmigo.
Abi, que bueno que decidiste abrir tu blog, es sorprendente lo que escribes, me gusta la fuerza que llevan tus palabras, esa salvaje denuncia de todo lo que nos hace humanos, dulces seres que se enamoran y que olvidan.
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